Consejos para seleccionar el vino
Para conseguir un vino que impresione a tus invitados, tienes que reunir una gran suma de dinero, ¿verdad? No del todo. Te contamos cómo conseguir una botella de vino de calidad para impresionar a tus invitados sin tener que vaciar tu cuenta y aprende qué hacer para obtener el máximo provecho de cualquier botella.
A todos nos ha pasado: se acerca un encuentro especial y quieres comprar una botella de vino bueno para la ocasión. El único problema es que no estás seguro de cuánto deberías gastar para comprar algo bueno que esté a la altura del acontecimiento. No quieres comprar algo económico que no cumpla con las expectativas, pero tampoco quieres gastar de más en una botella si puedes conseguir un vino de calidad similar por un precio inferior.
Entonces, ¿cuánto te debes gastar para conseguir un vino que deslumbre el paladar de tus invitados? Aquí te lo contamos.
Empezaremos resumiendo los factores que determinan cómo de bueno es un vino. Las características principales que debes mirar son las siguientes:
Es cierto que la reputación y la fama pueden contribuir al precio de las botellas de vino de ciertas regiones y bodegas, pero también lo hacen las prácticas de cultivo y vinificación que garantizan que un vino tenga muchas de las cualidades mencionadas. Los vinos producidos tras una gestión rigurosa de la canopia, la poda y una vendimia precisa, así como una maceración, fermentación, extracción y envejecimiento minuciosos, costarán más que los vinos que no se someten a los mismos procesos minuciosos. Pero ¿cuánto más?
En el tema del precio del vino hay una amplia gama. La botella más barata del supermercado de la esquina te puede costar algunos pocos euros, mientras que las botellas de alta gama de la tienda de vinos pueden costarte cientos de euros.
En general, esperas ver una correlación positiva entre la calidad de una botella de vino y lo que cuesta. Los vinos más baratos que puedes encontrar suelen estar hechos de una mezcla de varias añadas, pueden tener azúcares residuales adicionales añadidos y se quedan cortos en casi todas las cualidades enumeradas anteriormente. La buena noticia es, sin embargo, que no vas a necesitar una cantidad exorbitante de dinero para obtener algo que tenga algunas de las características de la viticultura de calidad y que impresione a tus invitados.
Una comparación de precios y puntuación de miles de vinos de tiendas online realizada por el mercado estadounidense del vino Vivino concluyó que una botella «buena» de vino tinto (vinos con 4 de 5 estrellas en las valoraciones) cuesta 32,48 USD de media, mientras que una botella de calidad media (3,6 estrellas de 5) cuesta una media de 15,66 USD. No necesariamente barato para muchas personas, pero muy lejos de la cifra impresionante que estabas esperando. En cuanto al vino blanco, una botella buena cuesta 24,94 USD de media y una botella de calidad media cuesta 14,41 USD. Es normal que los vinos tintos de calidad cuesten un poco más que sus compañeros blancos (el champán cuesta mucho más). Esto es algo a recordar cuando vamos a comprar vino. Ten en cuenta que los precios de las botellas de vino en los restaurantes incrementan su precio entre un 200 y 300 %; así que el Zinfandel de 25 dólares que encuentras en la tienda de tu barrio, puede costar cerca de 70 dólares si lo pides en una cena.
Para este ejemplo hemos utilizado precios de EE. UU., pero el precio específico varía de país a país y, además, con la inflación fluctúa constantemente. Por lo tanto, el precio es relativo; los vinos de calidad procedentes de países con economías menos estables suelen ser más baratos que los vinos de la misma calidad procedentes de un país más próspero en términos económicos. La cuestión es que, mientras un vino de calidad puede costar mucho dinero, con unas pocas decenas de dólares o equivalente puedes comprar un vino equilibrado y complejo con clasificación y origen suficientes para disfrutarlo en cualquier ocasión.
Cómo almacenar el vino después de comprarlo.
El vino dura más si lo guardamos en un lugar fresco y oscuro.¡ De ahí las bodegas! Si la botella tiene corcho, es mejor mantenerla tumbada mientras esté sin abrir porque el contacto del corcho con el vino permite que la botella permanezca bien sellada. Una vez abierto puedes mantener el vino fresco por algunos días volviendo a poner el corcho o sellándolo para evitar que se deteriore, la botella se debe mantener plantada para limitar el área de la superficie del vino que está expuesta al oxígeno, y se debe almacenar en un lugar frío y oscuro.
Servir el vino a la temperatura correcta.
El vino tinto se debe servir a una temperatura entre 12 ˚C y 18 ˚C (54 °F y 65 °F). Los vinos tintos de cuerpo ligero se disfrutan mejor con una temperatura más cerca de los 12 ˚C y los vinos tintos con cuerpo están mejor con una temperatura cercana a los 18 ˚C. Para conseguirlo, intenta refrigerar tus tintos hasta 30 minutos antes de beberlos. Si tienes una nevera con control de temperatura, ¡mucho mejor! Disfruta de los vinos blancos con temperaturas entre 8 ˚C y 12 ˚C (46 °F y 54 °F). Los vinos blancos servidos directamente del frigo suelen estar demasiado fríos y su sabor y aroma quedan deslustrados. Para remediarlo, saca el vino de la nevera unos 30 minutos antes de disfrutarlo, permitiendo que se atempere ligeramente y alcance una temperatura más apetecible.
Déjalo respirar.
Lo más importante para los vinos tintos jóvenes (pero no exclusivamente) es dejarlos desarrollar la complejidad de su sabor y aroma permitiendo que respiren e interactúen con el aire antes de beberlos. Una manera para conseguir esto es menear la copa circularmente cuando hayas vertido el vino en ella (y nosotros siempre recomendamos hacerlo), pero alcanzarás el efecto máximo si decantas el vino antes de nada. Si esto no te resulta familiar, consulta nuestra guía para decantar el vino con información detallada sobre este tema, incluyendo cómo decantar y por qué es tan importante.
Cómo seleccionar la copa correcta.
Toma la mejor botella de vino que tengas, prueba el vino en un vaso de whisky y pregúntate qué le ha sucedido a ese vino rico y complejo que habías probado. Puede que sea un ejemplo extremo, pero utilizar la copa de vino incorrecta puede tener el mismo resultado. En la década de 1950, Claus J. Riedel, de la 9ª generación, descubrió el impacto que pueden tener la forma y el tamaño del recipiente del que bebes en la percepción sobre el vino y, desde entonces, esta filosofía ha conformado nuestra forma de entender el diseño de la cristalería. Hay varios grados según los cuales puedes hacer tu cristalería a medida del vino que vas a disfrutar con ella. Encontrarás más información detallada sobre este tema en nuestro artículo de blog cristalería específica según la variedad de uva y cristalería conveniente para al vino.
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